miércoles, 7 de marzo de 2012

Tecno-chamanismo

Tecno-chamanismo

Los autos llegan a gran velocidad, frenan de pronto haciendo funcionar su cara y compleja maquinaria de parada. Un Audi, un BMW, un Mercedes, una Navigator, son algunos de los autos que están en  fila en espera de que algún valet les coja las llaves y les de un recibo.

La lluvia comienza a caer sin piedad; moja a los pocos que llegan en taxi como a los que pareciera que nunca lo han utilizado.

El encargado del valet, sale corriendo del local con cinco paraguas nuevos. Quita el plástico protector que los cubre y los reparte a los acomodadores que reciben los autos.

Ahora si, los niños bien, pueden bajar de sus bólidos, mientras que el acomodador de quince centímetros menos intenta de puntillas cubrirlos con los paraguas recién abiertos.

En la entrada del local hay una máquina que mira las entrañas de todo aquel que desee ingresar. El equipo detector de metal no suena en ninguna ocasión aunque nadie ha hecho por quitarse reloj, cadena o cinturón…quizá solo tiene la función de disuadir.

Pasando la revisión magnética, viene la física, alguien auscultará a quienes ingresan; metros adelante el último requisito de entrada, el boleto para entrar al Amnesia Ibiza World Tour Mexico 2006, en el foro del lunario del auditorio nacional.

Ya traspasada la entrada aparecen unas estrechas escaleras con escalones forrados de madera clara, la iluminación es localizada y potente, luz amarilla dirigida a las paredes pintadas de negro donde están montadas fotografías en blanco y negro. Hay imágenes de distintos artistas que han pisado el escenario del lunario. Willi Chirinos, Oscar de León, La Unión, Susana Zavaleta, Chamin  Correa seguido de muchos otros que también decoran las paredes.


Se llega a un primer nivel, la pupila se dilata para acostumbrarse a la oscuridad; la luz ambiental es escasa pero al frente de todo, el escenario de unos diez metros de largo se elevada un metro sobre el  piso.

El sonido es ensordecedor pero contradictoriamente claro, las luces iluminan en magenta y violeta mientras se mueven al ritmo de la música, mientras que en el lugar los jóvenes se mueven al ritmo del sonido de fondo que se repite de forma metódica y constante.

Frente a todos sobre el escenario, un muchacho de no más de veinticinco años ocupa el lugar principal, viste una playera blanca con un dibujo desgastado en negro, su cabello es quebrado, y mediano, usa lentes pequeños y rectangulares, como la moda lo dicta, el pantalón de mezclilla y los tenis no le brindan ninguna distinción especial, pero es un hecho que él es quién tiene el control esa noche.

Tras el chamán electrónico, tres proyecciones muestran fiestas sin fin en imágenes breves las cuales se mezclan con figuras multicolores de prismas, demonios, ángeles y fractales.


Todo el público tiene la vista fija al  frente. La indumentaria es variada, hay quienes visten pantalón de mezclilla y tenis, otros más atrevidos traen pantalones brillosos, lentes oscuras y playeras fluorescentes. Las chicas visten faldas muy cortas y ajustadas, aunque las más usan jeans a la cadera, junto con blusas pequeñas y sobre el vientre.

Al caminar por el lugar se puede ver que  el público en su mayoría es de alto poder adquisitivo, pero también hay personas de vestimenta más sencilla, pero que salta y baila al mismo ritmo envolvente.

El lunario no tiene más de cincuenta metros de ancho por cuarenta de fondo; negro en su totalidad, con pisos antiderrapantes y escalones anchos que lo hacen un foro estilo auditorio. El techo se encuentra sembrado de cables, ductos y luces estroboscópicas de tonalidad cambiante.

El primer tecno-chamán deja el trono, mientras una voz anuncia al siguiente ungido de la noche: Brian Cross, Dj residente de Amnesia, una de las mejores discoteques de la desenfrenada isla de Ibiza.

Brian sube a la plataforma en medio de miles de palmas que lo reciben; él agita ambas manos en pos de saludo e inmediatamente baja la mirada hacia la consola que manejará.

El centro de control del Dj es pura tecnología; mezcladoras de sonidos, sintetizadores, tornamesas, una laptop mac y cientos de controles de volúmenes e intensidades. Es el altar de esta ceremonia de baile e integración, lugar donde el sacerdote o chamán agita los brazos y la gente corea y grita; donde un toque basta para que la gente cambie de ritmo y entre a pasajes hipnóticos donde nadie necesita pareja para continuar con el culto.

Alrededor de las cinco de la mañana, los asistentes comienzan a salir poco a poco, casi no hay alguien a quien se le note bebida de más, tienen la mirada brillante, aunque el rostro cansado. Con cinco o seis horas de bailar al compás de un ritmo electrizante e hipnótico la ceremonia ha terminado, el chamán realizó lo que pocos pueden lograr, integrar en un ente a múltiples personalidades.

Ahora al amanecer, la magia ha terminado, y ahora poco a poco las individualidades se disgregan por las calles de la ciudad rumbo a miles de destinos.





          

La importancia de llamarse “Rulo”

Entrevista

La importancia de llamarse “Rulo”

Una radio se enciende en un auto, otra quizás en una habitación; una voz áspera carraspea y da las buenos días “bienvenidos a Reactor, yo soy Rulo, empezamos”.

Seguramente será la primera voz que muchas personas escuchen en el día. Raúl  David Vázquez mejor conocido como "Rulo", uno de los pilares de la extinta estación de radio Radioactivo 98.5 y una gran influencia para la juventud y el los medios culturales del país.

La cita es una calurosa tarde de primavera, el lugar, las instalaciones del Instituto Mexicano de la Radio (IMER).

No hubo protocolo ni requisitos; después de un correo electrónico, aceptó inmediatamente: “¿El miércoles está bien?, ¿No es demasiado tarde?“, contesté que estaba perfecto.

Entré al IMER y después del filtro del policía de la caseta, subí hasta el segundo piso del edificio hexagonal hasta. A una lado cabina de radio de Reactor 105, una oficina; en ella, un grupo de tres jóvenes, seguramente era el lugar buscado.


Saludé e inmediatamente ubiqué a mí entrevistado. Con aproximadamente un metro setenta y cinco, blanco y de complexión robusta, su voz fue lo que lo delató. Sonriendo me miró y dijo:” ¿Tu eres de la Facultad que me mandó el mail”, asentí y cortésmente me pidió que le diera un par de minutos para poder un escrito en su computadora.

Track one.

La charla da inicio.

“Lo que me trajo a la radio es mi amor a la música, soy un tipo enamorado de la música y el deseo de trabajar en algo tan querido y tan cercano al corazón. Es Raro, pero no hay mucho espacio para tipos como yo que nos gusta el tipo de música más alternativa” refiriéndose a la música marginal que dice a él gustarle.

Acepta que los términos “marginal o alternativos” son muy gastados, pero también era la única forma de definir sus gustos.

“Finalmente eso me ha conducido a hacer todo lo que he hecho profesionalmente, la relación que tengo con la música, el querer compartirla”

Mira profundamente, con sus ojos oscuros, pero de pronto pierde la mirada por momentos en la computadora que tiene enfrente.

Su impulso a hacer, pertenecer y desenvolverse en el medio de la radio y en general en el de la música es sincero:

“Ese poder compartir con alguien lo que te produce una canción ¿Te ha pasado?”, revira la pregunta, “te emocionas y dices ¡Esta canción debería de oírla todo mundo!, ¡Es lo mejor que he oído en mi vida!, la verdad nunca ha habido mucho dinero en la radio, no ha sido eso.”

Tiene un hermano más chico, que es ingeniero, “No tengo familiares en los medios ni nadie en mi familia que tenga que ver con lo que hago”

Y tu, ¿Quién ERES?

Cuando todos los niños querían ser bomberos o presidentes Rulo soñaba con ser director de cine, pero las circunstancias lo llevaron a una revista de "teens" muy famosa en los años  noventa: Eres. Siendo una publicación que marcó época en toda su generación, dio pautas ya bien en ropa o en gustos musicales. Así, a los dieciocho años,  Rulo entró al departamento de fotografía de la revista como mensajero de fotógrafos.

“Empecé como mensajero y a los seis meses ya era editor de la sección de música.

Con rostro afable y mirando constantemente a los ojos, Rulo se muestra cordial y sencillo, sin pose de rey de medios. Gesticula un poco, mueve las manos y extravía la mirada cuando se sume en sus recuerdos.

"Un día conocí a alguien de Radioactivo que le gustó mi discurso acerca de la música. Precisamente ese día me ofreció trabajo"

Rulo entró a la radio por invitación de otra de esas personalidades que han rondado por su vida. José Enrique Fernández Cordero, viejo lobo de mar de la radio mexicana, (ha estado en WFM, Radioactivo y ahora en el IMER) y que ahora es Coordinador Artístico de la Dirección de Radiodifusoras del Instituto Mexicano de la Radio.

“Lo primero que le dije ¿Por qué en tu estación no ponen rock en español?,  se me hace una pendejada. Yo  le decía  por ejemplo,  oigo a The Cure y Caifanes y no oigo a The Cure e Inner Circule que es lo que pones”, Raúl opina  la música no se debe de marginar por el idioma.

“Yo entré en el noventa y cuatro... y como para el noventa y cinco empezó a tocar rock en español en Radioactivo. Porque antes no ponían nada en español y de repente se hizo el cambio.”

Dice no tener preferencia por el idioma, le gusta escuchar música que entiende: ingles, español, sin marginar la electrónica francesa y grupos suecos y alemanes, aunque acepta que hay música que le cuesta trabajo digerir, "…me cuesta trabajo oír hip hop francés, porque no lo entiendo".


3, 2, 1, estás al aire

Rodeado siempre de propuestas, que han ido desde administrar antros, hasta editar revistas, Radioactivo lo tomó por sorpresa:

 "No tenía pensado hacer radio. Pero finalmente lo que te conduce a hacer cosas, también es que no te gusta como lo hace la demás gente”, y comienza a relatar sus inicios en la música, “Yo ponía discos de repente  en fiestas, porque no me gustaba la música que ponían, así comencé en la radio, preguntándome ¿por qué en la radio nadie está poniendo esta música que oímos nosotros?”

Una joven interrumpe la charla, entrega unos boletos a Rulo, mientras responde brevemente a un coqueteo. La plática continúa.

Entonces, siempre lo había pensado y ¡Sí me tomó por sorpresa en el  momento que me invitaron!

El primer día en la radio habló poco, a lado de José Enrique Fernández, con una chica llamada Aleika y con Jaime Camil (El cual ahora se ha convertido en galán de telenovelas  y portada de revistas), salió al aire en Radioactivo a la edad de veinte años. "Aunque tampoco tenía mucho que decir".

Cuando habla de Radioactivo, pierde nuevamente la mirada, y un largo silencio hace intuir una reflexión profunda.

“¿Qué me dejó Radioactivo?... tener la certeza de que un grupo de personas reducido, tiene la capacidad de convocar algo grande y trascendente que dejó huella en muchas vidas. Frecuentemente escucho de mucha gente que éramos parte importante de su vida”, toma un poco de aire y continua un poco titubeante, “Aprendí a estar en un medio contestatario, donde se cuestionaba todo, que no era porrista de nada, más que de las cosas que realmente nos sacudían. Un equipo muy íntegro, muy íntegro”.

Su  mirada se cristaliza un poco, se percibe un cambio de voz y una ligera risa escapa de sus recuerdos...

"Aprendí que las cosas se acaban....Después de diez años,  también era buen momento para entregar las llaves del coche. Ya lo habíamos paseado mucho, y pues nos las pidieron. Aprendí que la credibilidad es lo más  importante  y que  tienes que ser congruente contigo mismo"

Raúl David, cree o trata de creer, que no es una persona que influye; piensa que él puede influir en el gusto musical,  sin embargo, ¡Claro que su voz influye!

Años antes, cuando finalizó Rock 101, otra estación trascendental de la radio en México, se generaron marchas y manifestaciones  de radioescuchas que querían evitar la desaparición de su estación, un fenómeno social digno de mencionar.

 Ahora con la desaparición de Radioactivo surgieron desde pequeñas manifestaciones, hasta boicots comerciales en la Internet que nunca cuajaron.

"¡Yo no sé!, yo decía muchas cosas digo...que podían a veces ser irresponsables, muy sinceras, pero irresponsables. También fue un viaje de diez año donde te vas haciendo más responsable y  cuidadoso de tus palabras..."

“Te creas la conciencia de que lo que digas, vas a vivir con ello toda tu vida. Si hablas mal de alguien, si expresas una opinión poco favorable de una persona…”, pero inmediatamente justifica,”aunque también éste es un país libre y los medios aun tienen la posibilidad de expresar su opinión abiertamente, pero también debes  medir el daño que puedes causarte a ti mismo y a la persona de quien hablas, tampoco se trata de hacer el mal".

Reprise.

Acepta sus equivocaciones, sabe que se ha equivocado, reflexiona acerca del tema, cambia un poco su semblante.

"Las personas son susceptible, no les gusta que hablen mal de ellos. Hace tiempo hablaron mal de mi en los periódicos, donde cinco grupos de rock inconformes, inventan cosas de mi, ellos no están midiendo, el daño. He aprendido que cuando dices algo malo de alguien, tienes que fundamentarlo..."

Y así es. El martes treinta de noviembre del 2005, apareció como nota en la sección cultural de diarios como La Jornada, Milenio, Monitor, etc., opiniones de músicos como Fratta, Dildo, Eufemia, Cohete, Dragón Zaga, Hydro, Nuclear y Vedette, contra Rulo y Marcelo Lara; acusándolos de quitar de la programación al Rock en español y tener preferencias hacia Moderatto y  Fobia. El primero, grupo donde toca el gerente de la estación (Marcelo Lara) y el segundo, donde participa otro locutor ex Radioactivo, El Cha  que ahora tiene un programa sabatino en Reactor.


¿Y las fallas? Nuevamente se sume en el silencio, piensa bien en sus palabras. Acepta las fallas técnicas y de dicción, pero aclara que ha ido mejorando al paso de once años; sin embargo, lo que parece más importarle son las fallas de contenido, el no desinformar y no distorsionar.


"La falta de cultura del comentarista, te lleva a decir algo que no es cierto... Siempre he tratado de no desinformar, pero seguro que a lo largo del tiempo me he metido en camisa de once varas hablando de cosas de las que no tengo conocimientos plenos, de eso estoy seguro  que lo he hecho."


Alto,  viste  un pantalón de pana café, una camisa polo verde, y unos tenis deportivos beiges, dice que la radio no es su vida, por ahora tiene un proyecto que se nota le entusiasma, editor de la revista R&R  (Rock and Roll). Se parte en mil pedazos trabajando hasta sesenta horas a la semana, dividiendo su tiempo entre ser columnista del diario deportivo Record, editor de R&R y locutor de Reactor 105.
                                       
"Tengo una revista que es muy importante en mi vida, que es de lo que como Aquí en el instituto Mexicano de la Radio, tengo un sueldo decoroso, y hago lo que hago por el amor que tengo a comunicar y a compartir música"

R&R es una revista de corte musical y donde parece que todos los amigos de Radioactivo vienen a trabajar. Encabezando la revista está Rulo, y como colaboradores de distinta índole se encuentran Julito Martínez,”El sopitas”, “Warpig”, Olallo Rubio, todos ex Radioactivos y la mayoría con programas en Reactor 105.

El locutor continúa con la plática y habla de sus influencias tanto de gente como de estaciones radiales ya extintas.


“Yo oía Capital, la Pantera, pero no era tan de radio, incluso cuando empecé en Radioactivo, yo ponía música de grupos que ahora son muy famosos, como White zombie, Psicato ...me decía Martín (Hernández) ' tu pones puras mafufadas' lo que no se daba cuenta era que la gente estaba mucho más informada de lo él creía”

Menciona a Jordi Soler (Ex locutor de Rock 101) de forma nostálgica y platica de él más como amigo, que como cualquier otra  cosa. De Martín Hernández (Ex locutor de WFM, magia digital y de Radioactivo) recuerda su personalidad, su técnica perfecta, su preparación. De Fernanda Tapia (Locutora de WFM, y ex Radioactiva) admira su versatilidad. Pero su mayor influencia radiofónica la tuvo de Estereo joven (lo que en un inicio fue Reactor) y todos los programas que eran alternativos o poco comerciales, (20-21, la música entre dos siglos; Wankatanga, Tatoo y perforaciones, etc.)

 "Yo lo que tengo mas enterrado en la memoria, son los promociónales, mucho más que un día me acuerde de Alejandro diciendo algo que me cambiara".

Refiriéndose a Alejandro González Iñárritu, director de Amores Perros y ex locutor de la extinta WFM magia digital”.

Raúl David Vázquez ha estado con personalidades de todo tipo, locutores, ingenieros, directores, músicos, ha entrevistado a bandas como U2, Travis, Soda Stereo, por mencionar algunos; se codea con todo tipo de personas, no pierde el piso, se comporta de manera sensata, habla de forma clara, no parece creerse la influencia que puede tener frente a un micrófono.





End titles


Pero ¿Cómo llegó Rulo a Reactor 105?, José Enrique Fernández, ya estando en el IMER, lo llamó a él y a Marcelo Lara, y luego armaron el equipo de trabajo, que a decir verdad tiende mucho a parecer material Radioactivo, pero que sirvió para echar a andar un nuevo Reactor.

La charla concluye, me despido de Rulo, extiendo mi mano y digo –Muchas gracias por todo Raúl-, él, me mira, esboza una ligera sonrisa y me contesta: - Ja, ni mi mamá me dice Raúl- es cuando de pronto entiendo la importancia de su nombre… de la importancia de llamarse Rulo.



Viernes

Plug in.
Viernes.

Comienzo a subir por la explanada de conocida facultad de CU, los olores que me invaden van desde el pasto quemado hasta algunos otros in-identificables, mezcla de tufos de tacos de canasta con humo de cigarro y cerveza.

No hay sorpresas, los que están siempre están y los que no, pues nunca están. Un juego de palabras simple...pero real.

Saludo a los integrantes de la primera mesa, y grácilmente me escabullo a la siguiente. Los saludos son lugar común, “
¡¿Cómo estás man?!”
, exclaman cada uno de los amigos que recibo uno a uno con el clásico abrazo y golpe en la espalda. Las chicas son un poco más delicadas (no hay golpe en la espalda) pero siempre efusivas y sinceras.

Me mezclo entre la embriagadora multitud de la aun limpia explanada de viernes; son alrededor de las cinco de la tarde y las bolsas de polietileno de conocida cadena comercial se esconden a las sombras de las mesas de concreto.

Las charlas como si siempre hubieran estado se llevan a cabo por los extraños que por unas horas dejan de serlo. Algunas pláticas se acercan al tema político, otras realmente rayan en lo surrealista mezclando la teoría marxista con cine y drogas y las menos se acercan muy tenuemente al callejón de los fregadazos.

En otro lugar comienza el dominó donde los perdedores reniegan de serlo y los ganadores reparten sarcasmos al por mayor.

Entre clase y clase un despistado baja y pregunta quién quiere una copia de la copia que el maestro fotocopió de un libro viejo...silencio absoluto, hasta que un valiente se atreve a decir: "sácame un juego y luego te paso ¿no?", el despistado asiente presa del asombro y del agandalle, y aun mientras está mal parado, un par de sujetos más se apegan a la enmienda del "luego te paso". El despistado de buen corazón se aleja, mientras el juego de dominó y la venta minorista de dulces de un pequeño empresario continúa entre las mesas.

Los cigarrillos dejan de fluir constantemente y el grupo de fumadores activos comienza a percatarse de que hay déficit de tabaco en el área. Los más listos guardan los paquetes de camellos y vaqueros estratégicamente en sus bolsas y mochilas. Por un rato nadie fuma, pero el síndrome de abstinencia hace presa de los listos mientras que los chacales se aprestan a arrojarse al primer incauto que asome una caja con el vicio.

Ahora las bolsas "antes ocultas" se descaran y las botellas de cebada y del casi ilegal alcohol (por su alto grado de octanaje) circulan de boca en mano. Alguien pide coperacha...y extrañamente el dinero se reproduce como en conocida parábola de la Biblia en los bolsillos de los que minutos antes no tenían para las fotocopias..."bueno, te doy veinte, pero me traes unos cigarros y dos chelas".

Algún fanático de los caballos de acero se montan en su metálica cabalgadura motos y toma la explanada por sorpresa sorteando a los que juegan tenis, mientras que otros de vicios más terrenales se acercan a lo oscurito a tirar pasión  u otras cosas.

El frío invade los huesos, pero parece que a nadie le importa ese pequeño inconveniente.

¿Y la música?, se pregunta mas de uno, el más moderno y melómano saca el aparatito de moda de Mac y reparte sus dos audífonos a las chicas más cercanas. De pronto...una mujer baja de clase y pone en una mesa un par de bocinas dignas de un vendedor de CDs de la línea tres. La chica de forma parsimoniosa conecta las bocinotas al aparatito blanco y comienza a sonar "Aunque no sea conmigo"...y la noche...la noche apenas comienza.

Noctámbulo

Noctámbulo.



La noche es obscura, la luna es clara, la maldad es mala y la bondad relativamente es buena. Casi todas las cosas están en su lugar, aunque algunas veces no lo parece.

 El sonido del despertador azul rompe la quietud de mi noche,  “tic, tac, tic, tac, tic, tac” suena rítmicamente mientras mis ojos cerrados observan imágenes de tiempos pasados. “Tic, tac, tic, tac”, dicta  el sonido, mientras observo como poco a poco se desvanece la imagen de él. “Tic, tac”.

 Su cabello es corto y escaso, delgado, de color gris y cano, nunca entendí como podía tener una barba tan cerrada, mientras que yo, lo único que conservo de esa barba es el recuerdo; “tic, tac, tic, tac”. Suena su voz ronca y firme mientras su mano se encuentra lista para hacer una caricia en mi cabeza. Esa misma mano que  dibuja borreguitos, perros y recuerdos en papel.

 “Tic, tac”. Que extraña es la vida, llena de incomprensiones e imprecisiones que nunca tenemos a bien a desmembrar y entender sus partes, “tic, tac”  el despertador azul continúa con su marcha, sin tregua, y sin pasión, solo se anima a decir con su monótona voz un tic seguido de un tac continuo y desangelado.

 La imagen se desvanece poco a poco,  el sonido aparece con mayor claridad, un pantalón café y una camisa a cuadros cruzan de repente por una visión que lentamente se desvanece. El sonido cada vez se engrandece más y nutre al siguiente “tic, tac”.

 Recuerdo la última vez que fuimos juntos al cine; recuerdo las mil y una formas que tenía de poder convencerlo de que un viaje al cine era mas importante de una tarea escolar, aun tengo presente la noche antes de...”Tic, tac”,  y vuelve a mi la sensación de abandono y tristeza que solo me proporciona la noche… “tic, tac”.

 El despertador azul apenas brilla en la oscuridad, sus números luminosos se aferran a una vida que con cada tic que parece terminar. Es pequeño, pero de tamaño suficiente para no sentir tranquilidad en una mano,  y mientras resplandece, el tac, trae una nueva oleada de recuerdos y dolores, de alegrías que no terminaron de ser.

 Él, está sentado en la orilla de la cama, me mira y me dirige una  breve sonrisa, da una última vuelta de cuerda al reloj azul y lo coloca donde la mayor parte del tiempo estuvo… a un lado de su cabeza, listo a rescatarlo de los sueños.

“Tic, tac”, la imagen se desvanece, la noche ahora me cubre por completo, aprieto con intensidad mi parpados, los ojos y algo moja mi almohada, no lo puedo contener, porque cada tic que resuena en mi cabeza trae a mi la última vez que ese despertador azul sonó para traerlo a mi, solo que esa última vez, no estuvo él para apagarlo.



Tren

El ruido del tren comienza a despabilar a los que recién suben a él. Son las cinco de la mañana, el silbido suena nuevamente y comenzamos a movernos lenta e inexorablemente por una vía sin fin.
Afuera está oscuro, los viajeros se miran con caras de interrogación y sonrisas nerviosas.  El ruido de la maquinaria, en un inicio interesante y nuevo poco a poco se torna monótono.
La vía larga y curva, muestra un paisaje en penumbras y misterio. Comienzan a agotarse las pocas luces de la ciudad y la oscuridad se abre a un bosque tupido y continuo.
La penumbra desaparece, las figuras poco a poco comienzan a perfilarse, contornos que se dibujan hacen más claro el paso de una estela que corre en dirección contraria de la máquina.
Comienza a amanecer, las luces apuñalan las copas y las hojas de todo lo que nos rodea.  El sol paciente avanza sin nada que lo detenga, aunque algunas nubes quieran alentar su caminar lento y continuo.
Aun sin sol se vislumbra con todo su potencial, los tonos rojizos se comienzan a distinguir en las simas de las montañas cercanas.  Un morado celestial rodea el nacimiento del sol, y un azul oscuro comienza a retirarse del lado contrario del usurpador de la noche.
Por fin un rayo triunfante alarga su alcance de entre todo lo que rodea el paisaje. Uno tras otro los rayos surcan el cielo matinal rompiendo la oscuridad definitivamente. El espectáculo es pavorosamente hermoso, y es que el aire matinal, la lejanía de todo y la nueva sensación de principio hace que todo cobre una nueva tintura a la luz de la lejanía.
Estoy parado frente a una ventana de entre vagones, lo que se respira es una mezcla que contrasta el aire puro y el diesel quemado. Ese aroma áspero y duro que cimbra las fosa nasales y que no me abandonará en lo que resta del largo viaje en tren.
Es de mañana y la montaña se encarga de recordarme que no soy un lugareño. El frio que comenzó como una molestia, pasa a ser un golpe a mis dientes y a la frágil piel citadina que me acompaña. No me amilano y continuo viendo por el azul límpido y cristalino de una parte que el se humano ha tocado poco...muy poco.
He dejado de escribir, porque aunque ganas de pronto me invaden, otras veces me abandonan y algo me impide regresar a aceptar esto que me carcome siempre y que ya estoy harto de tratar de alejar. Quizás es mejor dejar que solo fluya aceptarlo y dejar que sea parte solo de mi.
Siempre luchar, de alguna manera, es mucho mejor dejar de ser...dejar de cambiar, transformarse, originar, avanzar y simplemente solo comenzar a fluctuar.


Como un profesional sobre una ola, donde no importa sobre cuanta cantidad e agua estés...donde no importa en realidad sobre que estés o como sea…Donde lo único que importa e remontar la ola
Cierro los ojos, sueño...sueño algo extraño acerca del mar y de grandes construcciones que sobrevuelo. Encuentro, descubro nuevas civilizaciones a ojo de pájaro. Soy omnipresente en el sueño, pero se quién soy y sé que hago...y sin embargo cubro, abarco y despliego mi área de influencia por el mar y tierra.
Me volteo y acomodo en el asiento del vagón. La luz ha a bordado el tren y todo lo que nos rodea. Intento conciliar nuevamente el sueño megalomaniaco. Un párpado se entreabre, se cierra nuevamente. Otro cambio de posición, acomodo de cuello. Es inútil, el sueño ha desaparecido en el aire puro de la montaña.
Me estiro y me pongo de pie sin pretender nada más que mirar un poco por la ventana. el sol sale precisamente del lado donde miro, lo que termina siendo una ventaja y una desventaja.  El clima es agradable, será cosa del aire climatizado del vagón. Por fin  me decido y me pongo de pie y camino al final del vagón.
El aire me da nuevamente en plena cara... y el olor de keroseno quemado vuelve a mezclarse con aire puro.
Uno tras uno de los durmientes pasan frente a mis ojos, los árboles se vuelven monótonos, y quizás esa característica sea la que los vuelve hermosos. Cada vez el paisaje es el  mismo pero cambia perceptiblemente, poco a poco y constantemente. Cambia pero es el mismo. Continúo como los días aburridos de un trabajo y cambiante como una relación ininterrumpida.
Me gusta...aspiro el aire viciado e intensamente puro todo a la vez... lleno mis pulmones y de pronto me siento feliz.